In Memoriam de nuestra voluntaria Humbelina

Estaba fuera de León cuando me informaron de que te habías ido. Estaba demasiado lejos para poder acompañarte en tu funeral. Lo sentí, mi querida Humbelina, no obstante, mi corazón estuvo contigo, con tus familiares y con todos los que pudieron acompañarte.

Recuerdo como si hubiera sido ayer la primera vez que nos vimos, recién llegada yo a Cáritas. Tus palabras de bienvenida, tu sonrisa infantil y sincera fueron la mejor muestra de cariño y de confianza que me pudiste ofrecer. Las dos estábamos contentas de habernos conocido y de ser voluntarias de Cáritas,  tú con una gran trayectoria en la Institución, yo recién llegada y llena de fe y confianza.

Tu acogida y tu diálogo familiar, cercano, amistoso eran la muestra de una manera de hacer, de un carácter forjado en el acompañamiento continuo a lo largo de muchos días y de muchos años a las personas que habían llegado hasta ti y sobre todo a las personas más desfavorecidas. La mayor parte de tu vida la has pasado acogiendo, escuchando, atendiendo a las personas más necesitadas. Esa dedicación a los demás, acompañada de tu fe forjaron tu manera de hacer, tu carácter, forjaron a la Humbelina que yo conocí.

Me encantaba verte llegar cada día arreglada y coqueta y cómo, de manera metódica, hacías todos los días tu trabajo: te encargabas de recoger todo lo que se publicaba sobre Cáritas, de regar las plantas, de preparar el Nacimiento cuando llegaba la Navidad, de recibir a personas que sólo querían verte a ti, etc, etc.

Gracias, Humbelina, tu nombre acaba en diminutivo y pequeña era tu estatura, pero has tenido un corazón grande que ha transmitido ternura a lo largo de toda tu actividad profesional en Cáritas y como voluntaria hasta prácticamente el final de tus días.

Gracias por todo lo que nos has dejado, tu trabajo, tu compañía, tu sencillez, tu ejemplo.

Formas parte de la historia de Cáritas Diocesana de León y sigues estando en el corazón de todos los que tuvimos la suerte de compartir contigo una parte de nuestras vidas.

Que Dios nos ayude para que, siguiendo tu ejemplo, podamos seguir llevando la ternura y la misericordia de Dios a todos los que nos rodean y en especial a los más abandonados.

 

Hasta siempre, Humbe:

Beatriz Gallego Martín. Directora de Cáritas Diocesana