Cáritas Europa urge a la UE a repensar su indiferencia y a aplicar un enfoque de la migración más centrado en el ser humano

Cáritas Europa lanza un llamamiento a los líderes de la Unión Europea a “repensar su indiferencia” sobre la realidad de la movilidad humana y a que “apliquen un enfoque más centrado en el ser humano, respetando los valores y compromisos legales de la UE”.

En una declaración con motivo del Día Mundial de los Refugiados, que se celebra el 20 de junio, Cáritas Europa reitera “la necesidad de proteger, promover, acoger e integrar a las personas en situación de movilidad”, así como a acelerar el reasentamiento de los refugiados en los países de la Unión. Cabe tener en cuenta, como se señala en la nota, que de los 1,4 millones de refugiados identificados por ACNUR como particularmente vulnerables y necesitados de reasentamiento, en 2020 únicamente fueron reasentados 22.800.

Este es el texto de la declaración:

Un puente para cruzar el foso hacia una Europa acogedora,
no hacia una “fortaleza» bajo asedio

18 de junio de 2021, Bruselas – Al conmemorar los 20 años del Día Mundial del Refugiado y el 70 aniversario de la Convención sobre Refugiados de 1951, Caritas Europa pide a los responsables políticos que protejan el derecho al asilo y la dignidad de las personas en movilidad, y faciliten su tránsito en lugar de construir muros.

Nos preocupa que, a pesar de que unos 82,4 millones de personas en todo el mundo (informe anual de ACNUR) viven actualmente desplazadas por la fuerza lejos de sus hogares, el asilo está amenazado en Europa, el mismo lugar donde, tras la devastación causada por la guerra y con millones de sus propios ciudadanos refugiados y desplazados, se crearon los primeros sistemas de protección para los supervivientes de la gran guerra. Los países europeos, sin embargo, están cerrando cada vez más el acceso a sus territorios, incluso a través de rechazos ilegales y de manera violenta hacia las personas que buscan protección y una vida mejor en Europa.

Todas las fronteras exteriores de la UE están siendo escenario de vulneraciones de derechos humanos. En esta ocasión, Cáritas Europa quiere visibilizar esta situación de vulneración con el ejemplo de la «Ruta de los Balcanes», donde las personas en movilidad han experimentado condiciones terribles y violaciones de derechos humanos durante años mientras intentaban alcanzar la seguridad en la UE. Varios documentales revelan historias impactantes y desgarradoras de personas, incluidas familias y niños, que han sido rechazados violenta y repetidamente por la policía y fuerzas fronterizas en varios países del Este. En ellos se ha documentado la violencia y la humillación sistemáticas para evitar los cruces fronterizos, que incluyen desnudar a los migrantes y abandonarlos en el bosque, palizas y torturas, ataques de perros, y la destrucción de sus pertenencias y el robo, como teléfonos celulares y dinero. Miles de migrantes en situaciones desesperadas duermen a la intemperie en edificios abandonados, en el bosque o
en las calles, con el riesgo de morir a causa de las municiones sin detonar abandonadas por el conflicto que arrasó los Balcanes en la década de 1990 y de cuyas consecuencias muchos países siguen recuperándose.

Es el caso de Bosnia y Herzegovina, un país que “hace todo lo posible por acoger a los migrantes. Después de todo, sabemos lo que es huir de la guerra”, afirma monseñor Tomo Knežević, director de Cáritas Bosnia y Herzegovina. “Caritas dirige servicios de lavandería, distribuye comida y ropa, y ofrece diferentes servicios y apoyo para que las personas puedan mantener su dignidad y satisfacer sus necesidades básicas; sin embargo, todavía necesitamos mucho más. Necesitamos la solidaridad de nuestros vecinos europeos sobre todo para apoyar y ayudar a las personas que ingresan al país”, añade.

La «Ruta de los Balcanes» no es un caso aislado. Todos los días, personas, incluidos niños de corta edad y bebés, pierden la vida ante nuestros propios ojos, casi con indiferencia, mientras intentan llegar a Europa. En lo que va de 2021, más de 800 personas han desaparecido en aguas del Mediterráneo y más de 10.000 han sido interceptadas y devueltas a Libia, donde se sabe que les aguarda un terrible sufrimiento. A pesar de la absoluta evidencia sobre la dramática situación de los migrantes en Libia, los países europeos continúan cooperando con ese país para evitar la llegada de personas a Europa.

“Como subraya acertadamente el Papa Francisco, la globalización de la indiferencia debe cesar y los países europeos deben respetar los derechos y la dignidad de las personas en movilidad. Las acciones concretas tienen que reemplazar las meras intenciones para poner fin a los rechazos y la violencia, y respetar y defender la Convención sobre los Refugiados, así como los valores en los que se basa la UE”, señala Maria Nyman, secretaria general de Cáritas Europa.

También es indispensable la solidaridad mundial con los refugiados y con los países que los acogen. Los países desarrollados sólo acogen al 15% de los refugiados de todo el mundo, que, aunque tienen la capacidad de ser más acogedores, tratan de externalizar sus responsabilidades de asilo a través de terceros países. El ACNUR ha identificado a 1,4 millones de refugiados como particularmente vulnerables y necesitados de reasentamiento, pero únicamente 22.800 refugiados fueron reasentados en 2020. Por ello, Europa debe reaccionar y acelerar el reasentamiento y otras vías de admisión de estas personas en los próximos años.

Sabiendo que la migración puede contribuir positivamente al desarrollo socioeconómico de Europa, al reto demográfico y al enriquecimiento de nuestras comunidades, Caritas Europa reclama políticas que faciliten la movilidad humana de una manera segura y organizada.

En este Día Mundial de los Refugiados, Caritas Europa insta a los responsables políticos europeos a repensar su indiferencia, que hace que quienes intentan llegar a Europa se vean atrapados en un «juego» letal, y a que apliquen un enfoque más centrado en el ser humano, respetando los valores y compromisos legales de la UE. En este sentido, reiteramos la necesidad de proteger, promover, acoger e integrar a las personas en situación de movilidad.