Casa de Acogida e Inserción Sociolaboral para mujeres en situación de vulnerabilidad social de Cáritas Diocesana de León: 17 años acompañando vidas

El proyecto se fraguó como idea en el otoño de 2004, como respuesta a la atención a mujeres solas o con menores que no tenían recursos de acogida a su disposición salvo los de violencia machista. Recuerdo que en aquella época los albergues no tenían plazas suficientes para mujeres, y siempre muy enfocados a urgencia por situación de calle.

Esa situación y esa particular circunstancia fue el punto de inflexión me que hizo redactar un proyecto de acogida integral para mujeres y sus hijos, a fin de tener en León un lugar seguro donde poder tener todos los gastos cubiertos sin preocuparse de lo que pasaría al día siguiente;  un lugar donde descansar, escuchar música, leer, cocinar, conversar con las amigas, pasar silencios y sentirse protegida. Un espacio –en definitiva- que se convirtiera en hogar.

Y así fue como después de redactar el proyecto y ser aprobado por la directiva, comenzamos a convocar voluntariado para sacarlo adelante, respondiendo así al concepto clave del acompañamiento físico, sobre todo en las pernoctas.

*En este punto toca hacer un pequeño inciso para agradecer a todo aquel voluntariado (hombres y mujeres) que colaboraron en lo que se necesitaba y pusieron a disposición del proyecto su tiempo y saber, para lograr que esta idea se materializara.

Y así fueron pasando los mese y llegaron las festividades de San Juan y San Pedro de León del año 2005, fecha en la se abrió la Casa siendo Julio Prieto director de Cáritas Diocesana: un piso de un alquilado a los compañeros de Acccem, con una primera persona acogida, una chica de República Dominicana.

Ahí comenzó un camino de 17 años de duración hasta hoy, sin parar de trabajar juntos, de aprender y acompañarnos unos a otros, para un proyecto que se ha ido afianzando con el tiempo y cuyo fin es la acogida a mujeres que quieren construir su proyecto de futuro en familia y necesitan un apoyo en momentos de dificultad y de quiebra a todos los niveles.

En todos estos años han pasado por el proyecto alrededor de unas 340 mujeres y menores acogidos en total, y muchas de ellas han tenido a sus bebés viviendo en la casa, siendo ésta una experiencia maravillosa para todos.

Y también han pasado voluntarios y voluntarias que siempre tenemos presente en el corazón y que han conquistado corazón y confianza de cada una de las familias acogidas.

Como en cualquier experiencia, hemos ido aprendiendo de los errores, y eso nos ha llevado a crecer en acciones e intervenciones que fomenten no solo la cobertura completa de las necesidades básicas. De esta forma, con cada una de las mujeres se firma un itinerario consensuado que conlleva formación, talleres, cursos, búsqueda de empleo, clases de castellano, actividades de ocio para sus hijos, extraescolares, etc….  a modo de hoja de ruta que vamos revisando casa semana,  siempre teniendo muy presentes  las necesidades, situación y gustos de la mujer atendida.

A nivel grupal, además,  se ha optado por realizar talleres mensuales dentro de la casa de acogida de ahorro energético, reciclaje, almacenaje de alimentos, salud, etc…  y también actividades compartidas de ocio y tiempo libre en las que tanto voluntarias como mujeres con sus familias puedan participar, generando conexión en momentos lúdicos a través de visitas a museos, picnic, salidas para conocer las fiestas importantes para la ciudadanía leonesa, excursiones…etc

Un punto importante de inflexión del proyecto fue el año 2016, cuando cambiamos la ubicación de la casa gracias a una cesión de los Hermanos Maristas, respondiendo a la necesidad de aumentar el número de plazas y alargar los tiempos de permanencia ya que los procesos nunca son rápidos y requieren paciencia y dedicación.

La casa  -como nos gusta decir- es un ser vivo en el que en el que cada miembro del equipo de trabajadores, voluntarias y las personas acogidas nos acompañamos.

Y una de las cosas que nos alegra especialmente es contemplar su propia trayectoria y observar cómo cada una de esas mujeres van encontrando trabajo, consiguiendo su permiso de residencia, empoderándose mientras sus hijos crecen y van labrando su futuro, formando un proyecto de vida familiar o de pareja, instalándose en sus propias viviendas de manera autónoma, viajando por vacaciones a sus países de origen para ver a sus familia, crecen en miembros familiares e incluso algunas de ella continúan ayudando a otras personas para que como ellas se sientan acogidas y queridas. Sin duda, es una satisfacción enorme reencontrarnos después de tiempo y contarnos nuestra historia con todo el “cómo nos ha ido”.

Desde los inicios hemos contado con la colaboración de todas las entidades, tanto de las Administraciones Públicas (Ayuntamiento de León, la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León…), como de las entidades del tercer sector y tenemos una coordinación estrecha con técnicos de otras provincias que han ido derivando casos para ser acogidos. Unos y otros tratamos en todo momento de hacer trabajo conjunto en cuanto a trámites y gestiones, con el fin de apoyar los procesos de inserción de las mujeres y menores.

Este proyecto se ha convertido en un pilar fundamental desde el que poder realizar un trabajo y una labor cocinada a fuego lento, sin prisas, adaptándonos a los ritmos a cada persona con su nombre y apellidos. Y -sobre todo- haciéndolas sentir que es su casa, su hogar, su tiempo y su lugar.

No quiero acabar este repaso sin agradecer a todos y todas las personas que ha hecho posible el mantener este hogar durante todo este tiempo: a directivos de Cáritas, a los equipos de voluntariado que se han hecho cargo de la casa con todo el ánimo y la fortaleza a pesar de las dificultades, a los trabajadores de Cáritas que se han involucrado en este proyecto, a todos los colaboradores y financiadores que han sostenido la economía de este ser vivo, y  también a los vecinos de las casas en donde hemos estado, que siempre han colaborado amablemente con las mujeres acogidas.

 

                                                                          Camino González

   Técnico responsable de Casa de Acogida de Mujeres

 


 

Jornada de re-encuentro múltiple de casa de acogida

 

Con asiduidad en las reuniones de equipo de voluntarias de la Casa de Acogida siempre salía el propósito de que, aparte de las actividades de ocio y tiempo libre realizadas y disfrutadas con las mujeres y menores acogidos, se hacía necesario que la historia de tantos años, con tantas vidas y situaciones compartidas, se hicieran presentes en un jornada  de convivencia para el re-encuentro, para compartir y disfrutar junto con todo el equipo de Cáritas.

Cada voluntaria y técnico mantenemos contacto con las personas con nombres y apellidos que han ido pasando por este proyecto de acogida, y de alguna manera sabemos cómo han ido evolucionando fruto de un esfuerzo conjunto por cada una de ellas, por cada persona acogida, que nos hace sentirnos agradecidas todas y  cada una de esas mujeres, porque  -quizás sin percibirlo- nos han ido enseñando y dando lo mejor. Este profundo agradecimiento nos animó, a que hace ya tres años, a dar el empujón sumándonos a la idea de una voluntaria de realizar una excursión e invitar a cuantas mujeres pudiéramos localizar para pasar un día juntas con todas las voluntarias del programa, incluso las que no están en este momento activas.

 

Al haber pasado tantos años nos encontramos con la dificultad de que en muchos casos carecíamos de teléfonos actuales por cambios de línea, error de llamadas, cambio de titular, no contestaron….pero aun así, logramos contactar con un gran grupo que tras ponernos al día si  que se animaron a formar parte de este re-encuentro múltiple y pasar el día 22 de octubre juntas en una excursión y a pesar del día lluvioso que amaneció,  hicimos una primera parada para hacernos una foto en el famoso columpio con el pueblo y el pantano al fondo. A continuación dimos un paseo en barco por los “Fiordos Leoneses” que nos hizo disfrutar de unas vistas impresionantes mientras nos poníamos al día. Un paisaje precioso para una jornada de mañana rematada con la visita a la ermita de la Puerta, Ntra. Sra del Rosario, iglesia románica remarcada por unos frescos góticos dignos de ver.

La comida conjunta fue en el Camping de Cistierna, muy a gusto  por el trato recibido. En la sobremesa nuestros compañeros de la Cáritas Parroquial de Cistierna, se hicieron presentes en esta gran familia para tomar un café, con un agasajo de pastas caseras con dosis extra de cariño.

 

Así poco a poco pasando la tarde y siguiendo la lluvia su caída sin cesar. La última parada tuvo lugar en la quesería de “Abuelo Aitalas” donde gustosamente nos enseñaron su fábrica, su proceso de elaboración, deliciosos quesos de prueba y las protagonistas de todo: las ovejas.

 

El día transcurrió entre dichos, mojaduras, carreras, conversaciones y ocurrencias, juntando a personas de Marruecos, Cuba, Argelia, Nigera, Brasil, Paraguay, Cuba, España, Francia, Senegal, Venezuela, Colombia, sin distinciones ni diferencias, sino en un mismo sentir: la alegría compartida de vivir y volvernos a reencontrar, todo un equipo, donde todas sumamos.