Un camino de encuentros y reflexiones con Cáritas Joven
Por Laura Fernández Lorenzo
Durante 10 días, 32 técnicos y jóvenes voluntarios de diversas Cáritas Diocesanas de España e Italia emprendimos juntos el Camino de Santiago. Aunque no nos conocíamos previamente, descubrimos muchas afinidades a lo largo del viaje. La más significativa fue nuestro amor compartido por Cáritas y nuestro compromiso con la mejora de nuestro entorno.”
Por las mañanas, teníamos un momento de reflexión guiado por la campaña Juntos: actuemos hoy por un mañana mejor, en la que nos invitaban a reflexionar sobre el cuidado de las personas vulnerables, el entorno, el medio ambiente, etc., con el objetivo de promover una comunidad de cuidados. Tras esto, nos poníamos en marcha hasta llegar al albergue, aunque siempre hacíamos una parada técnica donde aprovechábamos para recuperar fuerzas, pero también para cantar y pasar tiempo juntos. Después de comer, solíamos visitar algunos de los proyectos de las Cáritas Diocesanas y Parroquiales por las que pasábamos, como las de Lugo y Santiago. Los proyectos eran muy diversos, desde uno de atención integral a mujeres en contextos de prostitución (Vagalume), hasta un campamento de verano (Cativos).
Antes de cenar, presentábamos nuestras Cáritas Diocesanas, pero sobre todo los proyectos de voluntariado joven. Con esta iniciativa he podido recoger ideas para el grupo motor de Cáritas León, y otros voluntarios han conocido la realidad del voluntariado joven en nuestra diócesis. También tuvimos tiempo para reflexionar sobre nosotros mismos: nuestros miedos, inquietudes y visiones de futuro.
La lección más importante que he aprendido en este camino es que hay que creer en uno mismo. Al principio de la aventura pensaba que no sería capaz de completar el camino entero y no entendía muy bien qué hacía allí, pero tanto los técnicos como los voluntarios me enseñaron que la mente es más fuerte que el cuerpo, y que hay que confiar en uno mismo y en los demás para alcanzar las metas que te propones.
Gracias a ellos pude disfrutar de la experiencia, dejándome acompañar y acompañando. Ahora, más que nunca, tengo claro que hay que dejarse llevar en el camino: se ha terminado el caminar, pero el verdadero camino empieza ahora.
Laura Fernández Lorenzo es una voluntaria joven de Cáritas Diocesana de León