El sentido cristiano de la celebración de la Navidad nos abre la mirada de Dios hecha hombre y niño en cada rostro herido. Ante todos esos prójimos excluidos, la Campaña de Cáritas nos invita a dejarse tocar por la realidad para movilizar la capacidad de acogida y compasión que habita en cada uno de nosotros, impulsándonos a salir al encuentro de quien necesita ser escuchado y acompañado, y a hacernos red y comunión con todas las personas que creen y luchan por la paz, la justicia y el bien común.
La celebración del nacimiento del Salvador en un establo de Belén “porque no había sitio en la posada” corre pareja a una realidad que sigue repitiéndose hoy en tantas familias descartadas, sin sitio entre nosotros, empujadas al exilio o a los márgenes de la sociedad.
Es un momento del año en el que se renueva la oportunidad de encontrar la novedad de Dios en nosotros y en los demás, y de recrear la vida (NaVIDAd) y las relaciones. Es tiempo de encuentro y de abrir fronteras, las físicas y personales, las de nuestro pensamiento, para rebajar prejuicios y miedos a la hora de conocer y reconocer al otro, de amar y extender los brazos, y dejar que el corazón se haga de nuevo carne, sensible al desvalimiento del ser humano. Es tiempo para ser parte del compromiso contra la pobreza que Cáritas pone en juego allí donde las condiciones de precariedad son más intensas.
El rostro de la solidaridad
Con esta Campaña de Navidad, Cáritas quiere seguir fidelizando el apoyo de cientos de miles de colaboradores que, ya de manera gratuita como es el caso de los 84.000 voluntarios, bien a través de la generosidad de miles de donantes, permiten desarrollar cada día sus programas de acción social para millones de personas empobrecidas.
Como reflejan las cifras recogidas en la Memoria anual de actividades, más de 3 millones de personas han sido acompañadas dentro y fuera de España por las 70 Cáritas Diocesanas de nuestro país, con el sostenimiento de los 353 millones de euros invertidos en un amplio repertorio de programas sociales y proyectos de cooperación.
De la dimensión del compromiso económico privado con los fines de Cáritas da buena cuenta el hecho de que 73 de cada 100 euros manejados por la Confederación en España proceden de donantes particulares y empresas solidarias que han decidido “ser parte”.