El Obispo de León, D. Julián López, recibió la mañana de ayer, martes santo, en el Palacio Episcopal a una docena de reclusos que  participaron por la tarde de la procesión de Sto Cristo del Perdón como braceros, y puntualizó ante los medios que “todos tenemos algo de qué rendir cuentas a Dios, por lo tanto no podemos juzgar”, pidiendo confianza en estos braceros que están redimiéndose con una condena y buscando «la paz, la libertad y la vuelta a la vida normal».

Estos reclusos que actualmente están en el Centro de Inserción Social (CIS), forman parte del programa de Tutela Externa de Permisos y Salidas Penitenciarias que gestiona Cáritas Diocesana de León. Tres de ellos mostraron sus impresiones antes de la procesión, destacando en ellas esta experiencia como una oportunidad para que la gente vea que son personas normales y corrientes y sienten este acto como una profesión de fe para mejorar su vida y aportar algo a la sociedad.

La directora de Cáritas Diocesana de León, Dña. Beatriz Gallego, por su parte, hizo énfasis en la importancia de las personas como centro de este programa, que permite que cada año unos 30 voluntarios de Cáritas participen activa y comprometidamente en el acompañamiento a personas penadas y sus familiares. En 2018 fueron 187 personas atendidas y 120 permisos disfrutados con el objetivo de mejorar las expectativas de reinserción y normalización de la población reclusa.