Puyo, una experiencia de fraternidad, voluntariado y amor

Por Itziar Moreno

Hace tres años me llegó un correo de Cáritas León informándome sobre el proyecto que se iniciaba a nivel regional de voluntariado internacional. No dudé en inscribirme y es en julio
de 2022 cuando empieza mi experiencia en Puyo, Ecuador, yéndome el mes entero con otros nueve jóvenes de diferentes Cáritas Diocesanas de Castilla y León y Carlos, responsable de los programas de Cooperación Internacional e Infancia, Juventud y Familia en Cáritas Valladolid.

En las dos siguientes ediciones, 2023 y 2024, he tenido la inmensa suerte de poder repetir, en ambas ocasiones con un papel de responsable, acompañando, junto a Carlos, a los nuevos grupos que deciden involucrarse en el proyecto. Nuestra labor allí tiene como pilares fundamentales la inculturación y la suspensión del juicio, vamos a trabajar sumándonos a la forma de trabajar allí, olvidándonos de lo que conocemos de España, aprendiendo de sus costumbres y cultura, aportando los recursos
económicos, materiales y humanos que se necesiten.


La primera semana realizamos un campamento de verano en Proyecto Encuentro, un colegio de niños y niñas de todas las edades en situación de exclusión social dirigido por Hermanas Dominicas. La segunda semana nos trasladamos a Pakayaku, una comunidad indígena, en la selva, donde también realizamos un campamento para los niños y niñas de la comunidad y alrededores. La tercera semana, junto a la Pastoral Social y las Cáritas de Puyo llevamos a cabo un campamento dirigido a jóvenes de entre 12 y 18 años que son o quieren ser voluntarios de Cáritas en sus parroquias, con el objetivo de fomentar e incrementar su vínculo con el voluntariado y la Iglesia. Y la cuarta y última semana acompañamos a técnicos de la Pastoral Social en sus trabajos agroecológicos.


Fraternidad, cooperación, voluntariado y amor son palabras clave para intentar transmitir lo que es Puyo para mí. Fraternidad, por la importancia del sentido de comunidad, de trabajar entre iguales, como hermanos, ayudándonos los unos a los otros en cualquier momento. Cooperación, por trabajar en equipo por un mismo objetivo, asentando bases y fortaleciendo lazos, siendo conscientes de que el mundo es sólo uno y no podemos aislarnos y mirar para otro lado. Voluntariado, por querer dar sin recibir nada a cambio, por vaciarse para llenarse, por entregarse a los demás y salir de la burbuja en la que estamos acostumbrados a vivir. Y amor, por su importancia, porque las cosas funcionan de otra forma cuando tanto el fin como el medio es el amor. Sin amor no hay fraternidad, ni cooperación, ni voluntariado.


La experiencia en Puyo es, sin duda, la más intensa, dura y bonita que he vivido (y creo que viviré) nunca. Me llevo personas, historias, aprendizajes y emociones que sé que siempre me van a acompañar, porque en línea con la idea de no mirar hacia otro lado, una vez que miras, ya no puedes dejar de hacerlo.

Itziar Moreno es una voluntaria joven de Cáritas Diocesana de León