Día de Oración por el Cuidado de la Creación: La COVID-19 supone una llamada a respetar nuestro hogar común
El 1 de septiembre de 2020 es el Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación y esta es una oportunidad importante para celebrar la riqueza de la fe cristiana como expresión a la hora de proteger nuestro hogar común.
Como seguidores de Cristo, compartimos un papel común como administradores de la Creación de Dios, recordando que nuestro bienestar está vinculado al bienestar de nuestra madre tierra. También es un momento para renovar nuestros corazones y mentes, y tomar conciencia de que al reconstruir nuestra relación con la Madre Tierra estamos restaurando nuestra relación con Dios.
En estos meses en los que nuestro mundo globalizado se ha visto gravemente afectado por la pandemia de COVID-19, nos hemos dado cuenta de cómo compartimos una misma naturaleza humana y de lo interconectadas que están las dimensiones política, económica, social, espiritual y cultural. Hemos comprendido cómo los sistemas injustos han creado un entorno propicio para la propagación de enfermedades, cuán frágiles son nuestras vidas y cuán vulnerables éramos ante el virus. Al mismo tiempo, la pandemia se ha convertido en una oportunidad para que nos unamos para defender vidas y asegurarnos de no ser víctimas del virus. Y también es una oportunidad para que surja una nueva forma de solidaridad.
Las organizaciones miembros de Caritas comenzaron a trabajar desde el primer momento con las comunidades locales para luchar contra la propagación de la enfermedad. A medida que nuestro mundo globalizado se ha ido volviendo viral, hemos difundido lo que nuestro presidente, el cardenal Tagle, ha llamado la “pandemia del amor y la solidaridad”, que continúa tomando forma en diferentes partes del mundo.
En esta particular Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, Cáritas Internationalis propone reflexionar sobre nuestros roles y responsabilidades en la construcción de una sociedad justa y equitativa que brinde la posibilidad a todos y cada uno de nosotros de vivir con dignidad y en armonía con la Madre Tierra. Como cristianos, nuestra relación con el medio ambiente nunca puede estar aislada de nuestra relación con los demás y con Dios, y la COVID-19 debe ser para nosotros una llamada a respetar nuestro hogar común.
Como recordó el Papa Francisco durante su catequesis del 26 de agosto, este hogar fue entregado por Dios a todo el género humano y, como administradores de la Creación, estamos llamados a hacer que sus frutos, de hecho, sean compartidos por todos. Pero, lamentablemente, la realidad que observamos todos los días haciendo nuestro trabajo al lado de las comunidades locales de todo el mundo está muy lejos de ello. Estas comunidades locales son las primeras víctimas de la falta de protección de nuestra Casa común y hoy nos piden una acción específica e inmediata, especialmente en lo que respecta a la seguridad alimentaria, el acceso al agua y la preservación de los ecosistemas.
Caritas está convencida de que el desarrollo humano integral solo puede promoverse si:
– Se protege y nutre la vida, y se asegura la sostenibilidad de los sistemas ecológicos, económicos, sociales y políticos. Es responsabilidad de cada uno de nosotros asumir este reto de forma individual y colectiva.
– Se reconocen las capacidades únicas de conocimiento, voluntad, libertad y responsabilidad de los seres humanos. De lo contrario, no podemos esperar que se sientan responsables del mundo. En todo el planeta, Caritas está comprometida con el desarrollo de la capacidad de las personas y la sensibilización de base.
– El nuevo comienzo posterior a COVID-19 impulsa nuevas formas de vida, justas y sostenibles, tomando en consideración la interconexión entre el respeto por la tierra y unos estilos de vida sostenibles en los ámbitos ecológicos, económicos, sociales y políticos.
– Todos los responsables en la toma de decisiones adoptan e implementan políticas valientes para preservar el medio ambiente.
En esta jornada, Cáritas Internationalis se une al llamamiento del Santo Padre de tomar medidas audaces para salvaguardar nuestra casa común, orar y actuar para construir una comunidad de solidaridad y amor.