Resumen del trabajo de estos meses desde la Cáritas Arciprestal de Valencia de D. Juan 

Como viene siendo habitual y siguiendo con nuestra programación, el grupo de Cáritas Parroquial de Valencia de D. Juan, continuamos con un objetivo fijo (y bastante común) de acoger dignamente a todos aquellos que se acerquen a nuestra Cáritas buscando ayuda para los problemas de una vida digna, cuando menos, y ya más lejos, de su supervivencia.

 

Desde hace mucho tiempo, tenemos y mantenemos una gran coordinación con otros organismos y/o asociaciones cercanas a nosotros. Los CEAS, Cruz Roja, (ambos con oficina abierta y atención en la localidad), y el Ayuntamiento a través de su concejalía de Bienestar Social, nos ayudan a detectar las necesidades y así poder atender mejor a las personas llegando a aliviar a familias con grandes problemas a su cargo.

 

Con la llegada de la crisis sanitaria del COVID19, Cáritas Parroquial de Valencia de D. Juan estuvo alerta desde un primer momento, intentando mantener -en la medida de lo posible- la atención normalizada. Fueron decisivos los medios de comunicación para hacer llegar nuestras acciones y llamar a la colaboración-solidaridad para atender a toda la gente que nos pedía su ayuda. Nuestra coordinadora y responsable de voluntariado de Cáritas estuvo a disposición desde un primer momento, gracias a su movilidad dentro del respeto con la epidemia que asumió con responsabilidad y desde aquí agradecemos enormemente. Siempre en comunicación constante con el director, y tras las distintas fases iniciales y disponibilidades puntuales, varios/as de nuestros/as voluntarios/as comenzaron a asistir y ayudar en las tareas propias de nuestra acción. Gracias a Dios, tanto la población como nuestra área de influencia no se vieron demasiado afectadas por el virus y así, su inesperada y sorprendente llegada, nos cogió con alimentos y productos suficientes para comenzar la atención a esas personas y familias pese a todas las limitaciones exteriores.

 

El 16 de marzo tuvimos la primera llamada de auxilio confinada, la de una familia con trillizos cuyo padre había sido afectado por el virus. Se acudió en su ayuda y se les atendió durante las semanas de aislamiento y recuperación posterior. A partir de esta primera llamada, poco a poco, se han ido atendiendo todos aquellos casos que la alerta de nuestra responsable iba detectando.

Con el mes de abril llegaron las primeras llamadas del CEAS, de Cruz Roja con solicitudes para personas y familias que no se podían desplazar. Fue entonces cuando aunamos esfuerzos con la Policía Local y Protección Civil que les hicieron llegar alimentos a sus domicilios e incluso a los pueblos vecinos. Por diversos cauces la solidaridad se fue multiplicando y llegaron ayudas de varios particulares que donaron alimentos y excedentes, como por ejemplo la reserva del comedor del Instituto de Formación Profesional. También contamos con donativos económicos que permitieron comprar y abastecernos de otros alimentos y productos que no disponíamos en nuestros almacenes. La fundación Alimerka continuó (y continúa) donando los excedentes de su establecimiento de Valencia de Don Juan a nuestra entidad, lo que supuso una valiosa ayuda en productos.

 

Además de los usuarios diarios y las familias atendidas de continúo, llegaron hasta nosotros:

–          Ocho familias de Villaquejida, cuyo principal medio de vida son las atracciones de feria y que aunque no se han visto afectados a nivel sanitario por el virus, sí lo ha hecho su economía por la nula existencia de trabajo en su sector.

–          Nueve familias de la localidad, algunas de etnia gitana, cuyo trabajo principal y fuente de ingresos es la venta ambulante en ferias y mercadillos, suspendidos todos ellos en un principio. Con la llegada de la fase en la que se restablecieron estos puestos ambulantes, siempre con las medidas de protección necesarias,  fueron dejando de solicitar nuestra ayuda.

–          Y cinco familias, tres de Villamañán y dos de Valderas, que debido a los problemas ocasionados en las empresas para las que trabajaban y con una economía muy debilitada, se quedaron sin sustento.

 

Ya desde mayo hemos restablecido el calendario de atención en nuestro centro y algunas familias, poco a poco, se han ido recuperando al recobrar sus trabajos y con ellos su autonomía.

 

Desde este particular voluntariado de Cáritas, estamos viviendo esta epidemia con respecto y con todas las medidas higiénicas y de salud necesarias, pero sin dejar de dar respuesta dentro de nuestras posibilidades a las personas más vulnerables, que son el centro de nuestra acción. Ahí seguiremos, apostando por el poder de cada persona y sin dejar de avanzar.